miércoles, 25 de febrero de 2015

Te sé, me sabes y eso es todo

Te sé de memoria y no me abate decirlo,
saber que te creas cuando mi humedad te habla,
pensar que existes en medio del verbo amar,
me gusta tu silencio para violarlo en pleno día,
tu pubis para anidar y crear mi bastión nocturno.

Eres ese mar de goce en que sueño sumergida,
la revolución ideal del placer, su muerte y su caída,
un bardo de lúbricas tendencias y miradas obscenas,
que en vez de manos lleva fieras dispuestas a la faena,
eres el encanto falto de nombre, las delicias del Bosco,
la cúspide trémula, la tentación más grave de Onán,
bucanero que encalla sin temor a salir herido de mi deriva.   

Me gusta saber que me invades y te precipitas,
sé de tu mañana porque estás desnudo y tiemblas,
es entonces cuando árida me lanzo a la hoguera
y ésta me tunde a muerte entre palos y perlas.

Te sé de memoria y me jacto al decirlo,
saber que habitamos en el mismo espasmo
pensar que hicimos pedazos nuestros sexos,
un segundo es suficiente para retarnos,
una vida no es suficiente para tenernos.

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