lunes, 9 de febrero de 2015

Teocráticas tentaciones

Soy mujer de un Dios llamado Baco
pendo en su bastón cual mariposa,
el aroma es el embeleso cotidiano
la miel nuestro vino más barato,
soy la llama que genera el milagro,
mi boca, receptáculo del sabor albino,
mi flor, mirto que le cobija en el letargo.

Nos embriagamos en Olimpos de vaho,
en el oráculo dejamos las últimas brazas,
no hace falta más que mirarnos para atacarnos,
para defenestrar el futuro y desgarrar el alma,
él infinito, yo universal y austera, somos el acto.

Me precipita, le alimento, me acata, le arrebato,
me somete, le maldigo, me quiebra, le canto,
me atesta, le vacío, me desangra, le descarno.

Así el amor entre mortales y divinos,
el amor que no es amor sino estallido.

Soy mujer de un Dios llamado Baco,

soy la muerte de un Dios llamado Baco

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