lunes, 26 de enero de 2015

Tu gusto que es el mío

Toma entre tus dedos la parte que más ames de tu cuerpo,
siéntela, sacúdela violentamente, si duele estás en el lugar correcto,
si no duele has encontrado el lugar correcto, nada es incorrecto.

Pretendamos que soy un reloj sin minutero,
y te doy ahora, hora tras hora, sin detenimiento,
te miento, me adelanto, me vengo encima,
te duermo, árido te despierto, me viertes y te vierto,
me calculas si el sol está en mí meridiano cero.

Ahora creamos que nos amamos como mozuelos
Y te acerco la cadera a dos minutos del fuego
que se asoma estrujado entre pliegue y talle,
entre muslos lánguidos pero fuertemente certeros,
volvamos a amarnos sin que te importe si soy

aérea o soy el tiempo, seamos el manjar suculento.

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