lunes, 26 de enero de 2015

Vámonos a un mundo, al mío

Tengo mi boleto sellado camino a la chingada
lejos de esta ciudad en llamas y heridas queloides
me olvidaré de este aire lleno de ferrita y egos,
me tiraré al manjar de la locura con sus vicios
andaré ante las lenguas desnuda y sin testigos
gritando mis secretos lúbricos, mis placeres picantes,
llevaré como bandera una zanahoria transgénica,
y como canto libertario el clap, clap de mis tetas al aire.

Mi andanza será nómada, mi pasión una manzana
llena de Ádan, con dos orificios para fumar la paz,
suficientemente grande para llevarnos al pecado,
para amanecer pegados y desterrados hacia la mar.

Mi grito durará no más de 30 años en el exilio
y su eco perdurará mientras llega la eternidad,
entonces mi nombre será crucificado por blasfemo,

y daré escondite entre mis piernas a quien quiera rezar.

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